RENOVARSE O MORIR

“El  águila es una de las aves de mayor longevidad; llega a vivir setenta años. Pero para alcanzar esa edad, a los cuarenta debe tomar una difícil decisión. En ese momento sus uñas estarán apretadas y flexibles, por lo cual no consigue capturar a sus presas. El pico largo y punteagudo se curva, apuntando hacia su pecho. Las alas están envejecidas y pesadas y sus plumas se han engrosado. Volar y alimentarse le resulta entonces muy difícil.

Tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que dura ciento cincuenta días. Este consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano o un paredón, donde no tenga la necesidad de volar pero pueda conseguir alimento de pequeños roedores y lagartijas.

En ese lugar el águila comienza a picotear la pared hasta conseguir arrancarse el pico. Después deberá esperar el crecimiento de uno nuevo, con el cual desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas nacen, comenzará a desplumarse. Después de cinco meses, emprenderá su vuelo de renovación y vivirá treinta años más”.

De la misma manera las organizaciones en las diferentes etapas de su vida; al igual que las águilas pasan por esos momentos de renovación y de cambio; vital y necesario, cuando quieren prolongar su existencia y mejorar su productividad. Sin embargo, es importante señalar que el cambio no se logra solamente cambiando a las mismas personas entre los diferentes sillones de la organización, la verdadera renovación va más allá procurando tocar el fondo, allí donde generalmente están arraigados los intereses personales o de grupo; pasa también por un cambio en la estructura de la organización, cambios en los diferentes procesos internos, cambios en la cartera de productos y servicios, lanzamiento de nuevos productos y servicios, búsqueda de nuevos mercados para nuestros productos.

Generalmente los procesos de cambio integral dentro de las organizaciones deben  comenzar con una evaluación de 360 grados de toda la organización y de sus componentes estos resultados deben convertirse en una línea de base que nos ha de servir luego como punto de partida para medir el progreso de la organización en el tiempo a la luz de diferentes indicadores de gestión y de resultados, al igual que el águila la organización se debe deshacer al más breve plazo de lo más caduco y desgastado por obvias razones, se debe conservar los elementos que más valor agregado le den a la organización ya que de ellos dependerá el futuro de la empresa.

Asumiendo la valiente decisión del águila el proceso de cambio tiene como premisa fundamental una especie de cuarentena en el cual los miembros de la organización partiendo de un concienzudo autoanálisis y una sincera autoevaluación, vean con claridad los nuevos objetivos, la visión de la empresa y diseñan la nueva configuración y la nueva dinámica de la organización, esto último más el compromiso militante de todos los miembros ha de ir progresivamente generando nuevos y mejores resultados en los procesos y en los productos de la organización.

El primer cambio que se tiene que lograr en la empresa es el cambio de actitud de las personas una tarea un poco difícil pero que se allana cuando las personas están empezando a darse cuenta que peligrosamente el queso ya se esta acabando; (a decir del libro “quien se llevo mi queso”).

Finalmente emprender un nuevo vuelo siempre tiene la magia de la aventura y del placer de descubrir lo desconocido y solamente libres del peso del pasado podemos avanzar en busca de nuevos resultados.

MBA Luis Achahuanco Segovia

Director de PETER DRUCKER